LEYENDAS DE LA ZONA NORTE

Posted on 17:25 by magdu

  • LA AÑAÑUCA

En un tiempo lejano, muchos antes de la Independencia, el pueblo Monte Patria, ubicado en la provincia de Limarí, se conocía con el nombre de Monte Rey, bautizado de esta manera por los españoles. En este lugar vivía Añañuca una hermosísima joven que era cortejada por casi todos los jóvenes del pueblo. Ninguno había sido capaz de conquistar el esquivo y reservado corazón de Añañuca,

El tiempo pasaba tranquilo para Añañuca, hasta que un día asomó en el poblado un extraño minero, buen mozo y gallardo quien iba en busca de un tesoro perdido.

El minero al ver a Añañuca quedó impresionado con su belleza y decidió quedarse en Monte Rey. Ambos se habían enamorado.

Pero una noche el joven tuvo un extraño sueño. Un duende de la montaña le dio a conocer en ese sueño el lugar exacto donde se encontraba la veta de la mina que tan obsesionado lo tenía. Sin pensarlo dos veces decidió partir en su búsqueda.

Añañuca esperó y esperó a su buen mozo y gallardo minero. Sin embargo, él no regresó. El espejismo de la Pampa se lo tragó.

La joven vivía sin consuelo hasta que finalmente murió de una infinita pena amor. Añañuca fue sepultada por la gente de Monte Rey en un día de fuerte lluvia.

Al día siguiente el sol alumbró y el valle como por arte de magia se llenó de bellas flores rojas, las que hoy se conocen con el nombre de Añañuca, en honor a la joven.

A la Añañuca (Hippeastrumsp) la llaman también flor de sangre. Abunda entre Copiapó y el valle de Quilimarí. Crece después de las breves lluvias durante el llamado Desierto Florido.

  • LEYENDA DE LOS PAYACHATAS

Esta es una leyenda Inca que cuenta la historia de dos tribus enemistadas. Las constantes peleas y discusiones por las tierras hacían su convivencia casi insostenible.

Un día, el destino quizo que el Principe y la Princesa de los respectivos poblados se encontraran. Desde ese instante comienza a crecer un amor puro y sincero superior a los conflictos de sus pueblos.

Cuando las familias se enteraron de este romance no podían comprender lo que sucedía. El odio irreflexible imposibilitaba ver que esta relación podía traer la paz y la unión.

Ambas tribus se afanaron en aconsejar e impedir la cercanía de los príncipes, a través de la magia, sin embargo, no tuvieron éxito.

Era tanto el amor de la pareja que hasta la naturaleza sentía pena por ellos. Las nubes y la luna comenzaron a llorar. Los lobos aullaban y las tormentas cayeron sobre las tierras, advertencia de los dioses para ambas tribus.

Mientras la naturaleza volcaba su fuerza para que los poblados cambiaran de actitud, ellos realizaban toda clase de artilugios para romper con el amor de los jóvenes. Tan inútiles resultaron los esfuerzos, que los sacerdotes decidieron sacrificarlos para que nunca llegaran a estar juntos. En una noche oscura y sin luna los príncipes fueron asesinados.

La fuerza de la naturaleza se hizo presente, llovió y llovió por días y noches. Las lluvias, cada vez más intensas, fueron acompañadas de truenos y relámpagos que asolaron la región.

Las dos tribus desaparecieron, producto de las inundaciones y en lugar de ellas aparecieron dos hermosos lagos por donde se ha visto pasar en pequeñas canoas a los dos príncipes finalmente juntos.

Los lagos creados por las intensas lluvias son el Chungará y el Cota-Cotani.

La naturaleza no contenta con este homenaje, puso en el lugar de las tumbas de los jóvenes dos volcanes: El Parinacota y el Pomerame.

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