¿Que son las leyendas?

Posted on 17:26 by magdu

  • Leyenda es una narración de un suceso con parte de la realidad y parte fantasiosa, generalmente las leyendas se transmiten de generación en generación. La leyenda es parte de la cultura y las creencias de un pueblo una ciudad o un estado, cuando las leyendas se pasan de generación en generación es posible que sufran algunos cambios en su contexto, es decir que variaria un poco la leyenda en la narración pero el objetivo es el mismo. para sirve

LEYENDAS DE LA ZONA NORTE

Posted on 17:25 by magdu

  • LA AÑAÑUCA

En un tiempo lejano, muchos antes de la Independencia, el pueblo Monte Patria, ubicado en la provincia de Limarí, se conocía con el nombre de Monte Rey, bautizado de esta manera por los españoles. En este lugar vivía Añañuca una hermosísima joven que era cortejada por casi todos los jóvenes del pueblo. Ninguno había sido capaz de conquistar el esquivo y reservado corazón de Añañuca,

El tiempo pasaba tranquilo para Añañuca, hasta que un día asomó en el poblado un extraño minero, buen mozo y gallardo quien iba en busca de un tesoro perdido.

El minero al ver a Añañuca quedó impresionado con su belleza y decidió quedarse en Monte Rey. Ambos se habían enamorado.

Pero una noche el joven tuvo un extraño sueño. Un duende de la montaña le dio a conocer en ese sueño el lugar exacto donde se encontraba la veta de la mina que tan obsesionado lo tenía. Sin pensarlo dos veces decidió partir en su búsqueda.

Añañuca esperó y esperó a su buen mozo y gallardo minero. Sin embargo, él no regresó. El espejismo de la Pampa se lo tragó.

La joven vivía sin consuelo hasta que finalmente murió de una infinita pena amor. Añañuca fue sepultada por la gente de Monte Rey en un día de fuerte lluvia.

Al día siguiente el sol alumbró y el valle como por arte de magia se llenó de bellas flores rojas, las que hoy se conocen con el nombre de Añañuca, en honor a la joven.

A la Añañuca (Hippeastrumsp) la llaman también flor de sangre. Abunda entre Copiapó y el valle de Quilimarí. Crece después de las breves lluvias durante el llamado Desierto Florido.

  • LEYENDA DE LOS PAYACHATAS

Esta es una leyenda Inca que cuenta la historia de dos tribus enemistadas. Las constantes peleas y discusiones por las tierras hacían su convivencia casi insostenible.

Un día, el destino quizo que el Principe y la Princesa de los respectivos poblados se encontraran. Desde ese instante comienza a crecer un amor puro y sincero superior a los conflictos de sus pueblos.

Cuando las familias se enteraron de este romance no podían comprender lo que sucedía. El odio irreflexible imposibilitaba ver que esta relación podía traer la paz y la unión.

Ambas tribus se afanaron en aconsejar e impedir la cercanía de los príncipes, a través de la magia, sin embargo, no tuvieron éxito.

Era tanto el amor de la pareja que hasta la naturaleza sentía pena por ellos. Las nubes y la luna comenzaron a llorar. Los lobos aullaban y las tormentas cayeron sobre las tierras, advertencia de los dioses para ambas tribus.

Mientras la naturaleza volcaba su fuerza para que los poblados cambiaran de actitud, ellos realizaban toda clase de artilugios para romper con el amor de los jóvenes. Tan inútiles resultaron los esfuerzos, que los sacerdotes decidieron sacrificarlos para que nunca llegaran a estar juntos. En una noche oscura y sin luna los príncipes fueron asesinados.

La fuerza de la naturaleza se hizo presente, llovió y llovió por días y noches. Las lluvias, cada vez más intensas, fueron acompañadas de truenos y relámpagos que asolaron la región.

Las dos tribus desaparecieron, producto de las inundaciones y en lugar de ellas aparecieron dos hermosos lagos por donde se ha visto pasar en pequeñas canoas a los dos príncipes finalmente juntos.

Los lagos creados por las intensas lluvias son el Chungará y el Cota-Cotani.

La naturaleza no contenta con este homenaje, puso en el lugar de las tumbas de los jóvenes dos volcanes: El Parinacota y el Pomerame.

LEYENDAS DE LA ZONA CENTRAL

Posted on 17:21 by magdu

  • LA CALCHONA





Cuenta la historia que un matrimonio vivía sin problemas en el campo, junto a sus dos hijos. Per la famila no sabía que la mujer era bruja.

Ella tenía escondidos unos frascos llenos de cremas que se ponía en su cuerpo todas las noches. Estos ungüentos tenían la virtud de transformarla en el animal que ella quisiese. Luego de hacer este rito, salía a pasear por los campos nocturnos.

En la mañana volvía, se aplicaba sus cremas y recobraba la forma de madre.

Así pasó el tiempo, hasta que un día, no se sabe bién si sus hijos la vieron o encontraron estos frascos. Imitando a su mamá se pusieron las cremas, tranformándose en múltiples animales. Perros, chanchos, pollos y zorros. Pero cuando quisieron volver a ser niños, no supieron como. No sabían qué crema echarse en el cuerpo. Convertidos en animalitos se pusieron a llorar.

Su padre al despertar por los sollozos de sus hijos se encontró con la sorpresa de ver en lugar de sus hijos a unos pequeños animalitos. Él logró encontrar el frasco indicado y consigió que los niños se transformaran nuevamente en lo que siempre fueron: niños.

El padre sin pensarlo se deshizo de las cremas y las botó a las aguas del río.

Convertida en oveja negra volvió su esposa quien no pudo encontrar sus mágicos ungüentos. Los buscó por todas partes sin resultado. Quedo convertida para siempre en ese animal.

Ahora cuando se siente balar una oveja negra que vaga sola por los campos de noche, todos los campesinos saben que se trata de la Calchona, la oveja negra.

Todos acostumbran dejarle un plato de comida para que se alimente, ya que es totalmente inofensiva.

  • LA PIEDRA DEL LEÓN

La piedra del león se encuentra ubicada en un cerro llamado Yevide, en San Felipe. En este cerro, cuando los indígenas habitaban la zona, los pumas abundaban. Desde aquellos tiempos este felino, que vive tanto en América del Norte como América del Sur, desde la Columbia Británica hasta la Patagonia, ha sido víctima del exterminio.

Pero bueno la historia cuenta que en Yevide vivía una leona con sus dos cachorros. Un día la hembra tuvo que dejar a sus hijos para ir en busca de comida. Junto a una enorme piedra quedaron durmiendo. Cuando la leona regresó de la cacería los pequeños no estaban. Unos arrieros en su ausencia se los llevaron. La madre desesperada los buscó incesantemente sin resultados.

Al llegar la noche se echó desconsolada junto a la piedra. Se dice que de todas partes se escuchaban los rugidos del animal, que al parecer eran más llanto.

Desde el amanecer siguiente nunca más nadie volvió a ver a un solo puma. Todos se fueron del cerro Yevide.
En las noches de invierno, la gente suele escuchar el gemido de la leona y dicen que es el alma de ella que aún reclama a sus hijos.

LEYENDAS DE LA ZONA SUR

Posted on 17:19 by magdu

  • LA VIUDA
Los jinetes solitarios y su cabalgadura, siempre abrigan el temor de un encuentro, en algún recodo del camino, con la fatídica Viuda. En la oscuridad de la noche, de pronto el caballo se encabrita y se niega a seguir su camino. Sólo continúa adelante, aguijoneado por las filudas espuelas y rebencazos de su amo; más, a poco de andar, el caballo lanza fuertes relinchos y se desboca en alborotada carrera; guiado ahora, no por las riendas que mantiene en las manos su jinete, sino por la magia de la Viuda, que se encaramó a sus ancas. Ya no se detendrá, ni siquiera frente al próximo barranco, en donde se precipita, empujado, con fuerza titánica, por la Viuda: jinete y caballo encontrarán la muerte en el fondo de la quebrada. Cuando los viajeros nocturnos escasean, por los caminos, la Viuda se acerca a los poblados en busca de algún peatón trasnochador y en estas ocasiones se deja ver en alguna ventana iluminada. Los moradores son invadidos de intenso temor y confusión, al observar su horrible cara, de palidez cadavérica, con grandes ojos brillantes y movedizos, y su cabellera tiesa amarrada con un velo negro que cae hasta barrer el suelo, junto a su largo vestido. Los varones más valientes, salen presurosos a perseguirla; la ven deslizarse sobre el suelo, con la velocidad del viento y es imposible alcanzarla, si ella así no lo permite; en los despoblados tras algunos matorrales, se detiene junto a uno de sus perseguidores, para disfrutar con él las delicias del amor.... El infortunado o afortunado, regresa a su casa aturdido, como ebrio, arañado en el rostro y en las manos, con sus ropas parcialmente descosidas y desabrochadas. En estos últimos tiempos y marchando con los avances de la ciencia y de la técnica, se dice que la viuda también se encarama a los automóviles, de volantes solitarios, especialmente si llevan algunos grados de alcohol en la sangre.
  • LA CIUDAD DE LOS CÉSARES (zona austral)

Existiría en el sur de Chile, en un lugar de la cordillera de los Andes que nadie puede precisar, una ciudad encantada, fantástica, de extraordinaria magnificencia. Estaría construida a orillas de un misterioso lago, rodeada de murallas y fosos, entre dos cerros, uno de diamante y otro de oro. Posee suntuosos templos, innumerables avenidas, palacios de gobierno, fortificaciones, torres y puentes levadizos. Las cúpulas de sus torres y los techos de sus casas, lo mismo que el pavimento de la ciudad, son de oro y plata macizos. Una gran cruz de oro corona la torre de la iglesia. La campana que ésta posee es de tales dimensiones, que debajo de ella podrían instalarse cómodamente dos mesas de zapatería con todos sus útiles y herramientas. Si esa campana llegara a tocarse, su tañido se oiría en todo el mundo. Existe también allí un mapuchal (tabacal de la tierra) que no se agota jamás.

Sus habitantes son de alta estatura, blancos y barbados; visten capa y sombrero con pluma, de anchas alas, y usan armas de bruñida plata.

Los habitantes que la pueblan son los mismos que la edificaron hace ya muchos siglos, pues en la Ciudad de los Césares nadie nace ni muere. Nada puede igualar a la felicidad de sus habitantes. Los que allí llegan pierden la memoria de lo que fueron, mientras permanecen en ella, y si un día la dejan, se olvidan de lo que han visto.

No es dado a ningún viajero descubrirla, "aun cuando la ande pisando". Una niebla espesa se interpone siempre entre ella y el viajero, y la corriente de los ríos que la bañan, alejan las embarcaciones que se aproximan demasiado.
Para asegurar mejor el secreto de la ciudad, no se construye allí lanchas, ni buques, ni ninguna clase de embarcación.

Algunas personas aseguran que el día Viernes Santo se puede ver, desde lejos, cómo brillan las cúpulas de sus torres y los techos de sus casas, de oro y plata macizos.

Según la leyenda, sólo al fin del mundo se hará visible la fantástica ciudad; se desencantará, por lo cual nadie debe tratar de romper su secreto.